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Conforma una dieta bien equilibrada

 

 

Colocare los ejemplos de dietas mas recomendados para que tengas una excelente guia: 

    El secreto para beneficiarte de todos los nutrientes esenciales que requiere el organismo es seguir una dieta sana y equilibrada, repleta de productos naturales y saludables. 

¿Sabes qué son los nutrientes esenciales? Son ciertos compuestos alimenticios que necesita tu cuerpo para funcionar correctamente.


Muchas veces la raíz de nuestras dolencias se encuentra en la carencia de algún nutriente esencial para nuestro organismo. Si no tomamos lo que nuestro cuerpo necesita, éste se resiente.


Los nutrientes esenciales son extremadamente importantes para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Su carencia puede provocarnos problemas de salud muy graves, por lo que es importante conocerlos.

Estos nutrientes esenciales no pueden ser producidos por nuestro propio cuerpo, por lo que para poder conseguirlos necesitaremos incorporarlos a través de una dieta sana y equilibrada.

Si tenemos carencias de alguno de estos nutrientes, podemos desarrollar problemas de salud como debilidad, fatiga, mareos, anemia o incluso depresión. Algunas de las causas por las que podemos sufrir deficiencias de estos nutrientes esenciales son:

  • Alimentarse de forma descuidada, con comidas rápidas y precocinadas.

  • Seguir dietas desequilibradas, como las “dietas milagro“.

  • La mala conservación o cocción de los alimentos, que puede provocar una pérdida de sus nutrientes.

  • El consumo excesivo de tabaco o alcohol, que dificultan la absorción de los nutrientes.

  • El consumo de esteroides o pastillas para el desarrollo muscular.

 

  • Ciertas enfermedades del aparato digestivo, como la enfermedad de Crohn o la celiaquía (intolerancia al gluten).

 

los nutrientes esenciales se pueden incorporar a nuestro cuerpo siguiendo una dieta equilibrada. Están contenidos en las proteínas, los carbohidratos, las grasas saludables, etc.

A continuación, encontrarás una lista con los nutrientes esenciales más importante para tu organismo. No solo descubrirás los beneficios que aportarán a tu cuerpo, sino también a través de qué alimentos puedes conseguirlos.

1. Calcio

El calcio es un mineral indispensable para mantener una buena salud de tus dientes y huesos, ya que la mayor parte del calcio de nuestro cuerpo va dirigido a ellos. En menor medida, el calcio también contribuye a la creación y el mantenimiento de los tejidos, las neuronas y la sangre.

La deficiencia de calcio puede provocar problemas dentales y óseos, además de calambres musculares, insomnio, uñas quebradizas, caída del cabello, sequedad en la piel o problemas hormonales como el retraso de la pubertad o fuertes cólicos premenstruales.

Los alimentos más ricos en calcio son la leche y sus derivados como el queso o el yogur, el pescado (especialmente el salmón y las sardinas), las naranjas, los vegetales de hoja verde, el brócoli, la col, el repollo, los huevos, los frutos secos, las legumbres o el tofu.

2. Ácido Fólico

El ácido fólico o folato es un nutriente esencial que tiene un papel fundamental en la renovación celular. Además, en colaboración con otras vitaminas ayuda a crear proteínas y a formar glóbulos rojos y blancos. También ayuda a producir el ADN, por lo que es especialmente importante durante el embarazo, ya que previene malformaciones en el feto y defectos de nacimiento.

El ácido fólico no puede almacenarse en grandes cantidades en el cuerpo, por lo que es necesario que lo incorporemos a nuestro organismo diariamente. Si no lo hacemos podemos tener deficiencia en folato, y eso podría causar problemas de salud como fatiga, irritabilidad, cabello canoso, diarrea, llagas en la boca, sensibilidad o inflamación en la lengua y problemas de crecimiento en los niños.

Entre los alimentos ricos en ácido fólico podemos encontrar las verduras de hoja verde, las coles de Bruselas, los espárragos, los cítricos, los plátanos, los melones, los tomates, las setas, los guisantes, los huevos, las legumbres, el hígado y las vísceras, el marisco, la carne de ave y de cerdo, y los cereales.

3. Hierro

El hierro es un mineral indispensable para la formación de los músculos y de los glóbulos rojos. Si no aportamos suficiente hierro a nuestro organismo, los glóbulos rojos no serán capaces de transportar correctamente el oxígeno al resto de nuestro cuerpo.

Los síntomas de la deficiencia de hierro son debilidad y cansancio, palidez, vértigos, uñas quebradizas, hinchazón de la lengua, e incluso problemas cardíacos.

Los alimentos con mayor cantidad de hierro son las almejas, las ostras, el hígado, las legumbres, la soja y sus derivados, los cereales, las semillas de calabaza y las espinacas.

4. Vitamina A

La vitamina A es necesaria para mantener una buena salud ocular, el crecimiento y el desarrollo en general. Además, también ayuda a mantener la salud de la piel y de los dientes.

La deficiencia de vitamina A puede provocar problemas oculares, sobre todo dificultad para ver en la oscuridad, e incluso problemas más graves como úlceras corneales o ceguera. Además, otras consecuencias pueden ser la debilitación del sistema inmunológico, y problemas en la formación ósea y en el crecimiento de los niños.

Los alimentos más ricos en vitamina A son los alimentos de color naranja como las zanahorias, la papaya, las calabazas, los albaricoques, los melocotones o las patatas dulces, o de color rojo como los tomates o los pimientos. Además, el hígado, las verduras de hoja verde y las especias también contienen una gran cantidad de vitamina A.

5. Vitamina B

La vitamina B es indispensable para la producción de energía, la función inmune, el funcionamiento del sistema nervioso, la creación y regeneración de las células, y la absorción de otros nutrientes como el hierro. Las vitaminas del grupo B son vitaminas que se asimilan rápidamente, por lo que necesitamos ingerirlas diariamente.

La carencia de vitamina B puede producirte problemas metabólicos, problemas de memoria y falta de concentración, debilidad, fatiga, irritabilidad, dermatitis y problemas oculares como picor de ojos, lagrimeo e incluso visión borrosa.

Alimentos ricos en vitamina B son los granos enteros, las patatas, los plátanos, la carne, los huevos, las legumbres, las setas, los pimientos y chiles, la leche y sus derivados, la levadura, los frutos secos y la melaza.

6. Vitamina C

La vitamina C es un potente antioxidante, y contribuye al fortalecimiento de los vasos sanguíneos y a la elasticidad de la piel. Además, ayuda en la absorción de otros nutrientes como el hierro y el calcio. Al igual que la vitamina B, la vitamina C no se acumula en el cuerpo, por lo que debemos ingerirla diariamente.

La falta de vitamina C te provocará debilidad, problemas en las encías, dificultades para coagular la sangre y cicatrizar las heridas, debilitamiento del cabello, fragilidad dental e infecciones bucales.

Alimentos ricos en vitamina C son las naranjas, los pimientos, el kiwi, las fresas, el pomelo, las coles de Bruselas, el melón, el perejil, las grosellas, el brócoli y la papaya.

7. Vitamina D

La vitamina D mantiene los huesos y los dientes sanos y fuertes. También ayuda al correcto funcionamiento de las articulaciones y el sistema nervioso. Además, es necesaria para la producción de hormonas, para la actividad muscular y cardíaca, y para la absorción de nutrientes como el calcio y el fósforo.

La carencia de vitamina D puede provocar dolor y debilidad en los huesos y los dientes, aumento de peso, sudor en la cabeza, articulaciones hinchadas, problemas de visión, problemas intestinales, insomnio y depresión.

Para incorporar la vitamina D a tu organismo, basta con pasear diariamente unos minutos bajo el sol. Además, también la podemos encontrar en alimentos como los huevos, el pescado, la leche y sus derivados, el hígado, los cereales o las setas.

8. Vitamina E

La vitamina E es un potente antioxidante, por lo que cuida de nuestra piel y combate los radicales libres. Además, contribuye en la formación de tejidos, mejora la circulación sanguínea y es vital para la fertilidad tanto masculina como femenina. Al contrario que las vitaminas B y C, esta vitamina sí se almacena en el cuerpo, por lo que no es necesario tomarla diariamente.

La deficiencia en vitamina E puede provocar problemas neurológicos (sobre todo en los niños), como pérdida del equilibrio o problemas de coordinación. También produce daños en los nervios sensoriales, debilidad muscular, daños en la retina del ojo y problemas de fertilidad.

Por otra parte, como la vitamina E sí se almacena en el cuerpo, cabe la posibilidad de que tomemos exceso de vitamina E, algo que también puede provocarnos problemas como náuseas, gases y diarrea. Sin embargo, para sufrir estos síntomas deberías tomar más de 10 veces la dosis recomendada, algo que tan solo ocurriría si tomases demasiados suplementos vitamínicos.

Alimentos ricos en vitamina E son los frutos secos (en especial las almendras y las nueces), los aceites vegetales, las semillas de girasol, los tomates, la leche, las legumbres y el hígado.

9. Vitamina K

La vitamina K es necesaria para la correcta coagulación de la sangre. Además, también protege la salud ósea, sobre todo en personas mayores. Dado que esta vitamina se almacena en el cuerpo, es extraño sufrir carencia de ella. Sin embargo, puede darse en bebés prematuros o en niños más mayores que sólo se alimenten de leche materna. En adultos solo suele darse esta carencia si se padece algún tipo de enfermedad que impida la absorción de la vitamina K.

Su deficiencia puede provocar hemorragias, sangrados espontáneos y problemas de coagulación en las heridas. Además, también se puede observar una pérdida de densidad ósea, sobre todo en gente de la tercera edad.

De la misma manera que con la vitamina E, también es perjudicial tomar un exceso de esta vitamina, aunque igualmente será extraño llegar a estos límites, y normalmente solo se alcanzan si se toman demasiados suplementos vitamínicos. Un exceso de vitamina K, en concreto de la vitamina K3, podría provocar problemas de coagulación y destrucción de los glóbulos rojos. Además, en niños podría provocar alteraciones en las moléculas de la hemoglobina, y daño hepático.

Podemos encontrar vitamina K en las hortalizas de hoja verde, el brócoli, la coliflor, los guisantes, el pescado, el hígado, la carne de res, los kiwis, las uvas, las peras, los frutos secos, los cereales, los lácteos y sus derivados, y los huevos.

10. Zinc

El zinc es un mineral necesario para el correcto funcionamiento del sistema inmune. Además, también contribuye a un buen crecimiento en los niños, y a la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres.

La carencia de zinc puede provocar problemas sobre todo en niños, como problemas de crecimiento, pérdida de apetito y del sentido del gusto, deficiencias en el desarrollo de los órganos sexuales en los varones (hipogonadismo), dermatitis y mala cicatrización de las heridas.

Alimentos ricos en zinc son el marisco (en especial las ostras), las espinacas, las legumbres, la carne, el pescado, los cereales de grano entero y el chocolate negro.

¡Cuídate con una Dieta Equilibrada!

Como ya te decía, el secreto para beneficiarte de todos estos nutrientes esenciales es seguir una dieta sana y equilibrada, repleta de productos naturales y saludables. Además, ahora ya conoces cuáles son los alimentos más ricos en cada nutriente, para que no te falte ninguno de ellos.

Recomendaciones y pautas básicas sobre nutrición para una persona diabética

 

Te recomendamos seguir estos consejos para mantener un estado metabólico óptimo:

 

  1. Nunca saltarse el desayuno. Desayunar adecuadamente regula el resto de las comidas del día.

  2. Realizar las 5 comidas diarias (las principales y las dos meriendas).

  3. No picotear entre horas. Esto se logra respetando las 5 comidas diarias recomendadas a su horario habitual. Si nos saltamos alguna, caemos en la ansiedad, esa sensación de hambre que nos hace buscar cualquier tipo de alimento para saciarnos.

  4. Comer despacio, para que el cerebro reciba así la señal de saciedad.

  5. Beber agua, mínimo un litro y medio, pero sin caer en excesos de tres o más litros diarios, ya que esto también resulta perjudicial.

  6. Elegir métodos de cocción saludables, evitando aquellos donde el exceso de grasas y azúcares son evidentes.

  7. Si se hace algún exceso compensar con una alimentación ligera al día siguiente.

  8. Elegir alimentos de temporada, son más frescos y en pleno estado nutritivo.

  9. Evitar los acompañamientos y guarniciones grasas, como las salsas.

  10. Reducir en lo posible dulces, alcohol y refrescos con azúcar.

  11. Consumir lácteos desnatados y reducidos en grasas.

  12. Sustituir la comida rápida, por la hecha en casa.

  13. Y como siempre combinar una alimentación sana, con el ejercicio físico. Es la mejor manera de mantener el peso adecuado y la salud cardiovascular en forma.

 

Cocinar sano, el primer paso: Métodos de cocción

 

Cocción en seco

Al horno (asar, a la sal, papillote, entre otros)

A la plancha

A la parrilla

A la brasa

Gratinar

Rustir

Baño maría

Al vacío

 

Cocción en medio líquido o húmedo

 

Hervir

Blanquear o Escaldar

Escalfar o Pochar

Cocción al vapor

Cocción en caldo blanco

Cocción en medio graso

 

Freír

Rehogar y sofreír

Saltear

Dorar

Cocción mixta o combinada

Guisar

Estofar

Brasear

 

Dietas:

Buen Ejemplo de Alimentación Sana y Equilibrada, la Dieta Mediterránea.

En el artículo pasado les hable sobre los nutrientes esenciales que necesita tu cuerpo para poder funcionar correctamente. Es fácil incorporarlos siguiendo una dieta sana y equilibrada. Y un gran ejemplo de dieta variada y saludable es sin duda la dieta mediterránea.

¿Quieres saber en qué consiste la dieta mediterránea para poder seguirla? En el siguiente artículo la analizamos con todo lujo de detalles.

¿Qué es la dieta mediterránea?

La dieta mediterránea es más que una dieta, un estilo de vida saludable, que combina los alimentos de una forma sana y equilibrada para que las necesidades de tu organismo estén cubiertas y tu salud se beneficie de todas sus propiedades.

El origen de esta dieta está basado en los comportamientos alimentarios que se daban en esta región y que allá en los años 60 del siglo pasado presentaba una de las esperanzas de vida más altas del mundo, acompañadas de unas bajas tasas de enfermedades cardíacas, así como de otras patologías con respecto a otras zonas del planeta.

En aquella época, la dieta se basaba en el consumo de frutas, verduras, cereales, patatas, legumbres, frutos secos y semillas en grandes cantidades, la utilización de aceite de oliva como principal fuente de grasa, el consumo de productos lácteos como el queso y el yogur a diario, el consumo moderado de pescado y carne de ave, así como de huevos, y el consumo ocasional de carne roja. Aunque ha cambiado un poco a lo largo de estos años, en esencia sigue basándose en estas pautas, y representa una valiosa herencia cultural que recoge un estilo de vida saludable.

¿En qué consiste la dieta mediterránea?

Para entenderla de una forma fácil e intuitiva, se suele representar con una pirámide de alimentos que sitúa en la base los alimentos en los que debe basarse la dieta, donde los estratos son más amplios, y relega a las posiciones superiores, que son gráficamente más estrechas, los alimentos que se deben consumir con moderación. No se trata solamente de dar prioridad a

un determinado tipo de alimentos, sino más bien a la forma de combinarlos, cocinarlos y

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consumirlos, como puedes ver en la siguiente pirámide:

Comenzando por la base, hay que incluir una o dos raciones por comida de carbohidratos en forma de pan, pasta, arroz o cuscús, por poner un ejemplo, dando prioridad a los que sean integrales, ya que cuanto más refinados sean, se pueden perder algunos nutrientes muy valiosos para el organismo como el magnesio o el fósforo. Además, en la versión integral, estos carbohidratos te aportarán más fibra de absorción lenta, muy beneficiosa para tu organismo.

En el segundo estrato de la pirámide se encuentran las frutas y verduras, que deberían estar presentes en todas las comidas principales, incluyendo dos o tres raciones en cada comida principal.

En tercer lugar tenemos el estrato formado por productos como el aceite de oliva, que debe ser utilizado cada día para cocinar o dar sabor a tus platos, los frutos secos, que puedes tomar a diario con moderación como un snack muy saludable, y las especias para cocinar, con todo tipo de hierbas aromáticas como la albahaca, el tomillo, el orégano, el perejil e incluso el ajo, que además de aportar sabor a tus platos, te ayudarán a evitar que abuses de la sal.

En este mismo estrato, aunque en menor proporción, se encuentran las legumbres, que pueden aportarte proteínas de calidad necesarias para las funciones de tu organismo. En este caso, es conveniente incluir una o dos raciones a la semana, que puedes acompañar perfectamente con verduras, e incluso con algo de carne o pescado.

En el cuarto escalón o estrato, se encuentran los lácteos, como los yogures o el queso, de los que puedes tomar una o dos raciones al día.

Posteriormente se encuentra el pescado, preferiblemente azul, del que deberías tomar al menos dos o tres raciones a la semana. Lo mismo ocurre con las carnes magras, como la de pollo o pavo, de las que puedes incluir entre dos y tres raciones a la semana.

En último lugar estarían las carnes rojas, de las que deberías reducir su consumo a una ración a la semana como mucho, y los dulces y repostería, cuyo consumo deberías restringir a ocasiones especiales.

Además de beber agua en la cantidad que tu cuerpo necesite, puedes completar el aporte de líquido con infusiones de hierbas y caldos bajos en grasas y en sal.

Diez claves para entender y seguir mejor la dieta mediterránea

Para que puedas seguir mejor esta dieta, no te olvides de este decálogo:

1. Utiliza el aceite de oliva para cocinar

Una de las cosas que caracteriza a la dieta mediterránea es la utilización del aceite de oliva para cocinar y como acompañamiento de aliños para las ensaladas. Y es que este aceite que se obtiene de las aceitunas contiene multitud de beneficios para la salud y tu organismo, como ya te hemos contado en este otro artículo, entre las que podemos destacar su gran contenido en antioxidantes y su efecto cardiosaludable, entre otras.

Su utilización ha perdurado durante siglos, ya que se utilizaba desde las antiguas civilizaciones como la griega y la romana, y su uso se ha mantenido durante todo este tiempo para conservar alimentos y para cocinar otorgando a los platos un sabor y aroma únicos.

En esta dieta se pretende sustituir otro tipo de grasas como pueden ser la mantequilla o la margarina para cocinar, o incluso otro tipos de grasas o aceites, aunque sean vegetales, por esta alternativa mucho más saludable para tu organismo.

2. Consume alimentos de origen vegetal en abundancia

Las frutas, verduras y hortalizas son una buena fuente de vitaminas, minerales y fibra de tu dieta, que te aportarán además una gran cantidad de agua. Lo ideal es consumir al día 5 raciones de frutas y verduras, que puedes incluir en tus comidas principales como acompañamiento en los platos principales en el caso de las verduras y como postre o tentempié entre horas en el caso de las frutas. Gracias a su contenido en antioxidantes y fibra, pueden ayudarte a prevenir varias enfermedades, como el estreñimiento, algunas enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer.

Otros buenos alimentos de origen vegetal son las legumbres y los frutos secos, que también puedes tomar con frecuencia.

3. Incluye pan y alimentos derivados de los cereales en tu dieta diaria

Los productos procedentes de los cereales, como pueden ser el pan, la pasta o el arroz, debes consumirlos a diario, especialmente si los eliges en sus versiones integrales.

Gracias a su composición rica en carbohidratos, te aportan una parte muy importante de la energía que necesitas para tus actividades diarias, por lo que no solo no debes retirarlas de tu dieta, sino que debes incluir una o dos raciones en tus comidas diarias. Puede ser en forma de pan, arroz, cuscús o pasta, por poner un ejemplo.

4. Consume los alimentos lo más fresco posibles y sin procesar demasiado

Los alimentos frescos de temporada son los más adecuados para comer en cada estación del año, y debes consumirlos preferiblemente lo menos cocinados posibles. Puedes recurrir a estilos de cocinar los platos como la plancha, al vapor o crudos si se trata de alguna verdura que se pueda consumir así, para asegurarte que conservas el máximo de vitaminas y nutrientes de los alimentos.

5. Incluye productos lácteos a diario

Los productos lácteos, como el yogur y los quesos, son una estupenda fuente de proteína de alto valor biológico, además de contener minerales tan necesarios como el calcio y el fósforo y vitaminas necesarias para el buen funcionamiento de tu organismo. Además, consumir leche fermentada, como en el caso del yogur, conlleva asociado una serie de beneficios para tu salud, ya que estos productos tienen microorganismos vivos que mejoran el equilibrio de tu flora intestinal.

Por eso, puedes introducir una o dos raciones al día de productos lácteos como el yogur, leche o queso.

6. Consume carne con moderación

Un consumo demasiado elevado de grasas animales no es bueno para la salud, por tanto, es preferible que reduzcas la cantidad que consumes a pequeñas cantidades, que optes por carnes magras como la de pollo o pavo frente a otras carnes con más grasas y que formen parte de un plato acompañado de verduras y/o cereales.

Aunque no se puede prescindir totalmente de la carne roja, lo ideal es que reduzcas su consumo, como mucho a una o dos raciones a la semana, y tomarla dentro de otros guisos y recetas.

7. Consume pescado en abundancia y huevos con moderación

Otra de las claves de la dieta mediterránea es el consumo de pescado y especialmente el pescado azul, rico en omega-3, una grasa a la que se le atribuyen propiedades protectoras frente a las enfermedades cardiovasculares. Ejemplos de este tipo de pescado con propiedades cardio-saludables son la sardina, los boquerones, el salmón, la caballa, el atún o el rodaballo, entre otros. Para cocinarlos sin aportar demasiada grasa a tus platos, puedes hacerlos a la brasa, al horno o a la plancha, entre otras muchas opciones. Debes consumir como mínimo dos o tres veces a la semana este tipo de pescado para beneficiarte de todas sus buenas propiedades.

Los huevos también son una buena fuente de proteínas de calidad para tu organismo, además de grasas, vitaminas y minerales que hacen de este alimento una apuesta muy completa para tu organismo. Debes consumir entre tres y cuatro huevos como alternativa a la carne y el pescado.

8. Toma mucha fruta fresca a diario

La fruta, sobre todo si es fresca, es un alimento muy nutritivo que te aporta una buena cantidad de minerales y vitaminas al mismo tiempo que tiene un delicioso sabor.

En la dieta mediterránea, lo ideal es tomar una o dos piezas de fruta fresca en las comidas principales como postre, prescindiendo de los dulces y pasteles, que deberían quedar relegados a un consumo muy ocasional o prácticamente nulo.

También son una buena alternativa para tomar a media mañana o como merienda, ya que te aportarán las vitaminas y minerales que tu cuerpo necesita además de ese extra de energía que puedes necesitar entre las comidas principales. Además, no hay que olvidar su aporte en agua y fibra, tan necesarias para tu organismo.

9. Bebe mucha agua

La bebida protagonista de esta dieta es el agua, tanto para acompañar los platos principales como para tomar a cualquier hora. Aunque puedes tomar todas clase de zumos naturales, no es conveniente que abuses de los refrescos, por su gran contenido en azúcar añadido y calorías vacías que no te aportan nada.

Como el vino es una bebida típica de la región mediterránea, puedes tomarlo con moderación y puede ser hasta beneficioso según algunos estudios, tomar una copita o dos al día.

10. Recuerda acompañar tu dieta de ejercicio moderado

Para completar esta dieta y hacer de ella un estilo de vida saludable, no hay que olvidar hacer ejercicio con moderación a diario. El sedentarismo no conlleva nada bueno, salvo que por cuestiones físicas no te quede más remedio, por lo que, si te resulta posible, no te olvides de hacer ejercicio moderado a diario, acorde a tus capacidades físicas, sin necesidad de llegar a la extenuación.

¿Qué beneficios aporta la dieta mediterránea a tu organismo?

Hemos llegado al punto de más interés de esta dieta y es conocer los beneficios que puede aportarte esta dieta frente a otros tipos de dieta o patrones de alimentación. Aquí tienes los más importantes:

1. Es una dieta cardiosaludable

Ya te lo he adelantado al principio, y no me cansaré de repetirlo. El consumo de aceite de oliva con sus propiedades cardioprotectoras en sustitución de otras grasas más saturadas para cocinar, el bajo consumo de carne roja y el consumo de pescado azul rico en omega-3 le otorga a esta dieta un carácter protector de la salud, reduciendo el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares como infartos o esclerosis.

2. Ayuda a prevenir ciertas enfermedades

El alto consumo de frutas y verduras hace que esta dieta sea muy rica en antioxidantes y fibra, lo que te ayudará a evitar la oxidación de las células producida por el paso del tiempo, previniendo así las apariciones de ciertos tipos de enfermedades e incluso algunos tipos de cáncer.

3. Reduce el colesterol

Las grasas saludables que contienen el aceite de oliva, el pescado azul y algunos frutos secos, junto con el bajo consumo de carne roja, permite a tu organismo aumentar los niveles de colesterol bueno proporcionando un mejor nivel de colesterol total.

4. Te ayuda a mantenerte en tu peso ideal

Al consumir gran cantidad de frutas y verduras que aportan proteínas de origen vegetal y grasas saludables como las del pescado azul, esta dieta te ayudará a mantenerte en tu peso ideal evitando así problemas como el sobrepeso.

5. Es buena para la memoria

Algunos alimentos que potencian la memoria y que forman parte de la dieta mediterránea son los frutos secos (con ácidos grasos poli-insaturados del tipo omega 3), el pescado azul (además del omega 3, contiene muchas vitaminas y minerales), las frutas y verduras (sobre todo las de hoja verde que aportan vitamina C y muchos antioxidantes), por lo que hacen de esta dieta una buena aliada para regenerar la mente y mejorar la función cognitiva, evitando o retrasando problemas de deterioración que pueden aparecer con la edad como puede ser el alzheimer.

6. Reduce el riesgo de padecer diabetes

El alto contenido en frutas y verduras de esta dieta permite a tu organismo un mejor control de los niveles de glucosa en sangre, reduciendo así el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes.

7. Favorece el tránsito intestinal

El alto contenido en fibra que contienen las frutas y verduras aporta una gran cantidad de fibra a tu organismo, por lo que, con la cantidad de agua adecuada, favorece el tránsito intestinal mejorando problemas como el estreñimiento.

8. Reduce el riesgo de padecer fracturas óseas

El hecho de estar asociada a unos bajos índices de sobrepeso y gracias a que se incluyen una o dos raciones de lácteos al día, te asegura el aporte de calcio que tus huesos necesitan para estar sanos, evitando así un mayor riesgo de fracturas óseas.

Algunos frutos secos, como las almendras o las avellanas, también te aportan una cantidad importante de calcio, por lo que, si sigues correctamente esta dieta, tendrás tus necesidades cubiertas.

Seguro que ahora que conoces mejor en qué consiste esta dieta o forma de vida, te gustará adoptarla como un hábito de vida saludable y beneficiarte de sus propiedades.

El ayuno intermitente planificado

La medicina convencional sigue catalogando a la diabetes tipo 2 como un problema de azúcar en la sangre. Realmente tiene su origen en la resistencia a la insulina y la mala señalización de la leptina, que es causada por altos niveles crónicos de insulina y leptina. En otras palabras, es una enfermedad que proviene de la alimentación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por desgracia, como lo señaló el Dr. Abhinav Diwan, profesor asociado de medicina, biología celular y fisiología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, Misuri: "En general, el concepto de revertir o curar la diabetes... no es bien aceptado en el campo de la medicina. Ni siquiera es un objetivo terapéutico cuando las personas comienzan a tratar la enfermedad".

 

Esta es la razón por la que el enfoque de la comunidad médica para el tratamiento de la diabetes, que por lo general implica la administración de insulina, no está yendo a ninguna parte. Tratar la diabetes tipo 2 con insulina es una de las peores formas de hacerlo, e incluso en algunos casos puede conducir al desarrollo de diabetes tipo 1 (dependiente de la insulina).

 

Los médicos de formación convencional también continúan difundiendo información nutricional severamente errónea (como recomendar una alimentación rica en carbohidratos y el uso de endulzantes artificiales), que es otra razón más por la que la diabetes tipo 2 se ha disparado a tales proporciones epidémicas.

 La prediabetes se define como una elevación de la glucosa en la sangre de más de 100 miligramos por decilitro (mg/dl) pero inferior a 125 mg/dl, que es cuando se convierte formalmente en diabetes tipo 2.

 

Sin embargo, cualquier nivel de azúcar en la sangre en ayunas que regularmente sea superior a 90 mg/dl en realidad indica resistencia a la insulina, y la obra fundamental del Dr. Joseph Kraft sugiere que de hecho el 80 % de las personas en el país —8 de cada 10— son resistentes a la insulina, lo que significa que se dirigen seriamente hacia el desarrollo de la diabetes.

 

Esa es la mala noticia. El lado positivo es que la diabetes tipo 2 es reversible y el tratamiento no le cuesta nada. De hecho, en realidad le ahorra mucho tiempo y dinero. Me refiero al ayuno. Se ha demostrado que tanto el ayuno intermitente como el ayuno más prolongado de solo agua revierte la diabetes tipo 2.

 

El ayuno: una alternativa terapéutica a la insulina

Un reciente reporte de una serie de casos que fue publicado en BMJ Case Reports por mi amigo el Dr. Jason Fung, detalla cómo se puede usar el ayuno como una alternativa terapéutica para la diabetes tipo 2.  Como lo señalaron los autores, su artículo:

"Demuestra la efectividad del ayuno terapéutico para revertir la resistencia a la insulina, lo que resulta en la suspensión de la terapia con insulina y al mismo tiempo mantiene el control de los niveles de azúcar en la sangre.

 

Además, estos pacientes pudieron perder cantidades significativas de peso corporal, reducir la circunferencia de su cintura, así como disminuir sus niveles de hemoglobina glicosilada".

 

Un reporte de series de casos no es un estudio controlado; más bien, solo presenta el historial de uno o más pacientes y podría proponer una hipótesis de por qué un tratamiento funcionó o no. En este caso, 3 pacientes con diabetes entre las edades de 40 y 67 años participaron en un régimen supervisado de ayuno con el fin de evaluar los efectos en sus requerimientos de insulina.

 

Los pacientes habían sido diagnosticados con diabetes tipo 2 durante 10, 20 y 25 años respectivamente, y consumían insulina todos los días.

 

De los tres pacientes, dos alternaron ayunos de 24 horas, mientras que uno ayunó durante 24 horas tres veces a la semana durante un período de varios meses. En los días de ayuno, se les permitía beber cantidades ilimitadas de líquidos bajos en calorías como agua, café, té y caldo de huesos, y cenar pocas calorías y carbohidratos.

 

En los días sin ayuno, se les permitía almorzar y cenar, pero todas sus comidas eran bajas en azúcar y carbohidratos refinados. El manual completo del régimen de ayuno que se utilizó se describe en el libro de Fung, titulado The Complete Guide to Fasting (La guía completa para el ayuno).

 

Dos de los pacientes pudieron suspender todos sus medicamentos para la diabetes, mientras que el tercero logró dejar tres de sus cuatro medicamentos. Además, los tres perdieron entre el 10 % y 18 % de su peso corporal. Según lo informado por los autores:

 

"En nuestro estudio, los tres pacientes eliminaron la necesidad de insulina al iniciar un régimen terapéutico de ayuno. Los tres pacientes tuvieron éxito en un periodo de un mes y uno de ellos lo logró en tan solo cinco días.

 

Además, todos los pacientes mejoraron en varios otros indicadores de resultados de salud clínicamente significativas, como la HbA1C, índice de masa corporal y circunferencia de la cintura...

 

Como tal, los pacientes con DT2 pueden revertir sus enfermedades sin preocuparse por los efectos secundarios y la carga financiera de muchos productos farmacéuticos, así como los riesgos desconocidos a largo plazo y la incertidumbre de la cirugía, todo mediante el ayuno terapéutico".

 

En otro ensayo similar con la participación de personas con diabetes tipo 2, se les brindó una alimentación severamente limitada en calorías, en la que consumieron solo 600 calorías al día durante ocho semanas.

 

Al final de su ayuno, todos estaban libres de la enfermedad, y tres meses después, luego de haber retomado su alimentación regular, siete de los 11 participantes seguían sin diabetes.

 

¿Por qué el ayuno es una intervención tan poderosa para la diabetes?

Fung es un nefrólogo (especialista en riñones) con su clínica en Toronto. Hace dos años, lo entrevisté sobre el ayuno, que es una de las intervenciones más poderosas que conozco para abordar la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina. Fung también fue uno de los expertos que revisaron mi libro titulado Contra el cáncer, en el cual se integra parte de su trabajo.

 

En última instancia, la diabetes solo es un síntoma de la resistencia a la insulina, que es el problema subyacente.

 

La resistencia a la insulina, que resulta en una disfunción mitocondrial, también es una causa subyacente del cáncer, enfermedades cardíacas, Alzheimer y otras enfermedades degenerativas, y todo comienza porque el cuerpo no puede quemar grasa como su combustible principal.

 

Cuando el cuerpo depende principalmente del azúcar, se generan más especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés), que dañan las mitocondrias de las células. El ayuno regula en gran medida la autofagia y mitofagia de forma positiva, y estimula la biosíntesis mitocondrial durante la fase de realimentación, lo que permite que su cuerpo se regenere de manera natural.

 

De hecho, la investigación publicada el año pasado demostró que el ayuno parcial en realidad ayuda a regenerar el páncreas, al promover la generación de células beta que producen insulina, las cuales son células que detectan el azúcar en la sangre y liberan insulina si los niveles sanguíneos de azúcar aumentan demasiado.

 

Por medio de este efecto restaurador en el páncreas, la alimentación que imita el ayuno también revirtió los síntomas de la diabetes en ratones. Valter Longo, Ph.D., profesor de gerontología y ciencias biológicas y director del USC Longevity Institute, dirigió el estudio y explicó los resultados:

 

"Nuestra conclusión es que incitar a los ratones a un estado extremo y después revertirlo —al inducir la inanición y luego alimentarlos nuevamente— las células del páncreas se activan para usar algún tipo de reprogramación del desarrollo que reconstruye la parte del órgano que ya no está funcionando.

 

Médicamente, estos hallazgos pueden ser muy importantes porque hemos demostrado —al menos en modelos de ratón— que puede usar la alimentación para revertir los síntomas de la diabetes.

 

Desde el punto de vista científico, los hallazgos quizás sean aún más importantes porque hemos demostrado que puede usar la alimentación para reprogramar las células sin tener que realizar alteraciones genéticas".

 

El origen de la diabetes tipo 2 es el exceso de azúcar en su alimentación

Una vez que comprenda lo que realmente es la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2, entenderá por qué algo tan simple como abstenerse de comer durante un período de tiempo puede ser una intervención tan poderosa.

 

A diferencia de las enfermedades infecciosas, no es posible tratar la enfermedad metabólica por medio de medicamentos ya que las enfermedades metabólicas —como la diabetes— tienen su origen en el estilo de vida, sobre todo en la alimentación. Como fue explicado por Fung:

 

"Debe emplear tratamientos metabólicos, por eso es tan importante usar la grasa como combustible... Recuerde, la glucosa ingresa a la célula y la resistencia a la insulina ocurre cuando la glucosa no sale de la célula. De modo que durante años hemos usado el paradigma de la cerradura.

 

Es decir, la célula se encuentra cerrada. Fuera de la célula hay sangre, y cuando la insulina aparece, la llave da vuela, abre la puerta y entra la glucosa. Entonces, si hay insulina, ¿por qué no entra la glucosa?... Podría medir la insulina y el nivel reflejado sería alto. Puede observar el receptor de insulina, es decir, la puerta, que parece completamente normal.

 

De esta manera [la medicina convencional] concluyó: 'Bueno, tal vez haya algo que esté afectando al mecanismo. Hay algo atascado en la cerradura que no permite que se abra correctamente, por lo tanto, la glucosa no puede ingresar a la célula.

 

Hay un gran problema con este tipo de paradigma, porque si eso sucede, la célula no tiene glucosa y debe estar muriendo de hambre.

 

Perdería mucho peso; tendría un hígado muy delgado. Toda su grasa desaparecería, porque si lo piensa, en la diabetes tipo 1 sin tratar, donde no obtiene suficiente insulina, eso es exactamente lo que ocurre. La célula literalmente se muere de hambre y todo se deteriora... Pero eso no es lo que está sucediendo en este caso.

 

En la diabetes tipo 2, por lo general se observa a personas con obesidad y abdomen amplio. En este caso, lo que en realidad ocurre es un síndrome de saturación. La célula no puede aceptar más glucosa porque ya está repleta de la misma.

 

Esa es la razón por la que padece resistencia a la insulina. La insulina está tratando de llevar glucosa a la célula, pero la célula se encuentra llena... Entonces, en realidad, es un mecanismo de saturación...

 

También es la razón por la que su hígado está lleno, es un gran hígado graso. El hígado está ocupado tratando de deshacerse de toda esa glucosa convirtiéndola en grasa... Ahora, si la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina son lo mismo, en realidad se trata de una cantidad elevada de azúcar. Esa es la conclusión.

 

Y si entiende que todo el problema es el exceso azúcar, entonces la solución es no usar más insulina para llevar más glucosa a una célula que ya se encuentra llena. La clave es deshacerse de todo. Entonces, lo que debe hacer es: 1) No ingresar más azúcar en su sistema, porque ya tiene demasiada y 2) quemarla".

 

Por qué la terapia con insulina podría causar más perjuicio que beneficio

Ahora bien, cuando toma insulina, la insulina añadida le permite a su cuerpo usar más de ese exceso de glucosa, pero la convierte en grasa.

 

Esta es la razón por la que la mayoría de las personas con diabetes que toman insulina terminan subiendo de peso, que es exactamente lo opuesto a un progreso saludable, ya que cuanto más peso aumenta, más empeora su diabetes y más insulina necesita.

 

Como lo señaló Fung, este tratamiento resulta ilógico ya que las personas con diabetes ya tienen altos niveles de insulina.

 

"¿Por qué añadirle más insulina a una situación en la que ya posee demasiada insulina? A una persona con hipertiroidismo, no se le administra más hormona tiroidea.

 

A un alcohólico, no le da más alcohol. Es exactamente lo que no debe hacer. De hecho, si sus niveles de insulina son demasiado altos y esa es su enfermedad, necesita disminuir la insulina. Al administrar insulina, en realidad está empeorando el problema principal", dice.

 

La investigación también ha confirmado que la terapia con insulina no aumenta significativamente la esperanza y calidad de vida. Según informó el sitio web "Medical News Today":

 

"Estiman que una persona con diabetes tipo 2 que comienza la terapia con insulina a los 45 años —y reduce un 1 % sus niveles de hemoglobina A1c— puede experimentar 10 meses adicionales de vida saludable.

 

Pero en un paciente que comienza un tratamiento para la diabetes tipo 2 a la edad de 75 años, estiman que la terapia solo puede brindarle tres semanas adicionales de vida saludable. Los investigadores dicen que esto hace que se plantee la pregunta: ¿valen la pena 10 a 15 años de pastillas o inyecciones con posibles efectos secundarios?"

 

Para algunos, el tratamiento con insulina puede promover la progresión rápida de la enfermedad

Un posible efecto secundario realmente significativo de la terapia con insulina es la progresión de la diabetes reversible a irreversible. Esto se demostró en un estudio de 201416 que fue publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.

 

El estudio encontró que la administración de insulina transgénica recombinante —que es el tipo que se suele utilizar— en personas con diabetes tipo 2 con cierta susceptibilidad genética, puede hacer que sus cuerpos produzcan anticuerpos que destruyen sus células productoras de insulina (células de los islotes pancreáticos).

 

Básicamente desencadena una respuesta de enfermedad autoinmune, lo que provoca que padezca diabetes tipo 1 y 2 simultáneamente. El tiempo promedio de aparición de la diabetes tipo 1 fue de 7.7 meses. Un participante del estudio desarrolló diabetes tipo 1 en poco más de un mes.

 

De acuerdo con los autores, el grave deterioro del control de la glucosa en la sangre después de recibir insulina es una señal de advertencia de este problemático efecto secundario. De acuerdo con este estudio, los genes que lo predisponen a esta respuesta autoinmune a la insulina son:

 

Se cree que los HLA clase II de alto riesgo de diabetes tipo 1 (IDDM1), desempeñan un papel en cerca de la mitad de todos los casos de diabetes tipo 1, y El genotipo VNTR (IDDM2), que se cree que predispone a la diabetes tipo 2

El tratamiento con insulina aumenta el riesgo de varias complicaciones

Además, un estudio realizado en 201317 encontró que tratar la diabetes tipo 2 con insulina duplicó con creces el riesgo de mortalidad por todas las causas en los pacientes. También conduce a:

 

  • 2    veces más infartos de miocardio

  • 1.4 veces más derrames cerebrales

  • 2.1 veces más neuropatías

  • 1.4 veces más probabilidades de cáncer

  • 1.7 veces más incidentes cardíacos graves

  • 3.5 veces más complicaciones renales

  • 1.2 veces más complicaciones oculares

  • 2.2 veces más propenso a la muerte

 

Un estudio que fue publicado en la revista Diabetologia18 en el 2014 también encontró que los pacientes con diabetes y cáncer tienen un riesgo de muerte significativamente elevado.

 

Los pacientes con diabetes que usaban insulina en el momento de su diagnóstico de cáncer tuvieron una tasa de mortalidad cuatro veces mayor un año después del diagnóstico de cáncer en comparación con los pacientes sin diabetes, o aquellos que no tomaban insulina para controlar la enfermedad.

 

Aunque fue un estudio observacional, lo que significa que no puede establecerse una causalidad, los resultados siguen siendo dignos de mencionar.

 

Otros medicamentos para la diabetes también plantean riesgos. Por ejemplo, el Avandia se ha relacionado con un riesgo 43 % mayor de ataque cardíaco y 64 % de muerte cardiovascular, en comparación con otros tratamientos.

 

Por lo tanto, es muy importante comprender que la diabetes tipo 2 se controla mejor mediante la restauración de la sensibilidad a la insulina y leptina, y esto es precisamente lo que hace el ayuno. También reducirá drásticamente su riesgo de diabetes al:

 

• Limitar los granos y azúcares en su alimentación y consumir suficientes grasas saludables alimenticias, incluido la omega-3 de origen animal

 

• Hacer ejercicio con regularidad

 

• Obtener suficiente sueño reparador — En un estudio de 10 años de duración de 70 000 mujeres sin diabetes, las mujeres que dormían menos de cinco horas o más de nueve por noche tenían 34 % más probabilidades de desarrollar síntomas de diabetes que las que dormían de siete a ocho horas por noche

 

• Optimizar su nivel de vitamina D a entre 60 y 80 ng/mL

 

• Optimizar su nivel de magnesio — El magnesio desempeña un papel importante en la homeostasis de la glucosa e insulina y se requiere para activar la tirosina quinasa, una enzima necesaria para el correcto funcionamiento de los receptores de insulina

 

Un estudio de 2013 realizado con la participación de personas con prediabetes encontró que la mayoría consumía cantidades inadecuadas de magnesio, y aquellos con el mayor consumo de magnesio redujeron en un sorprendente 71 % su riesgo de azúcar en la sangre y problemas metabólicos

 

Si está tomando algún medicamento acuda con un médico experto

Si bien el ayuno es una intervención profundamente efectiva para tratar la diabetes tipo 2, debe tener cuidado si padece diabetes. En caso de tomar medicamentos, sobre todo para el azúcar en la sangre, debe asegurarse de hablar con su médico porque existe el riesgo de que sus niveles de azúcar en la sangre terminen bajando demasiado.

 

Si está tomando insulina y sigue tomándola mientras ayuna, podría desarrollar problemas. Por lo tanto, es importante monitorear sus niveles de azúcar en la sangre y ajustar su medicación como corresponda. Como se señaló anteriormente por Fung:

 

"Recuerde, el ayuno reducirá sus niveles de azúcar en la sangre, y su insulina o los medicamentos disminuirán sus niveles de azúcar en la sangre, por lo que habrá una especie de dos mecanismos reduciendo sus niveles de azúcar en la sangre.

 

Bajar los niveles de forma repentina puede ocasionar convulsiones, hacer que termine en urgencias y sin duda podría causar la muerte. Y esa es una de las cosas de las que deben tener mucho cuidado. Así que sí, puede hacerlo, pero debe asegurarse de que sea en un entorno supervisado con alguien experto en el tema".

 

El ayuno parcial periódico es clave para el bienestar y la salud en general

Al regular la autofagia y mitofagia, estimular la biosíntesis mitocondrial y desencadenar la regeneración de células madre, el ayuno parcial (con días de 300 a 700 calorías con base en la masa corporal magra) no solo es beneficioso para abordar la diabetes tipo 2 y obesidad, sino también para su salud en general y probablemente incluso para la longevidad.

 

De hecho, hay evidencia que sugiere que el ayuno puede ayudar a prevenir o hasta revertir la demencia, ya que le ayuda a su cuerpo a desechar los residuos tóxicos.

 

Al disminuir la insulina, también aumenta otras hormonas importantes, como la hormona del crecimiento (también conocida como la hormona de la aptitud), que es importante para el desarrollo muscular y la vitalidad general.

 

Como Fung señaló anteriormente, el ayuno es "sin duda alguna una de las claves del bienestar". Otras afecciones que pueden beneficiarse del ayuno incluyen los ovarios poliquísticos, riñones poliquísticos y las células cancerosas de rápido crecimiento.

 

La razón es que cuando aumenta la autofagia, el organismo comienza a descomponer las proteínas viejas, incluidas las células de rápido crecimiento. Posteriormente, durante la fase de realimentación, la hormona del crecimiento aumenta, lo que incrementa la reconstrucción de nuevas células y proteínas. Es decir, reactiva y acelera el ciclo de renovación natural de su cuerpo.

Para diseñar una dieta por raciones es necesario:

1. establecer la cantidad de HC contenidos en un alimento y buscar su equivalencia con cualquier otro alimento que igualmente los contenga; Ejemplo: 20 gr. de pan ofrecen la misma cantidad de HC que 100 grs. de naranja, por lo que se pueden intercambiar.

2. Además es necesario establecer una cantidad fija de HC, que suele ser del orden del 55 – 60 % de las calorías totales diarias.

Estas calorías se dividen entre cuatro para obtener los grs. de HC correspondientes y el resultado se divide por 10 grs. para obtener el número de equivalentes o raciones de HC de un día; Ejemplo: dieta de 2000 calorías le corresponden 1200 calorías en HC, lo que supone su 60%, por una sencilla regla de tres, si 4 calorías corresponden a 1gr. de HC a 1200 calorías le corresponderán x, o sea 1000 entre 4 = 300 grs. de HC.

Como cada ración es igual a 10 grs. de HC, por otra sencilla regla de tres habrá que tomar 30 raciones.

* Las raciones correspondientes a cada individuo se reparten en 4 ,5 o 6 ingestas atendiendo a los otros parámetros del tratamiento de la diabetes.

* Durante el primer periodo de dieta el paciente debe pesar los alimentos para ganar habilidad en las medidas y equivalencias.

Para intercambiar los alimentos es necesario conocer las medidas de referencia y los alimentos a los que se les aplica, así como las raciones a las que corresponden dichas medidas.

· Leche à 1 taza = 1 ración

· Harinas à 1 vaso medidor = 2 raciones

· Frutas à 1 pieza mediana = 2 raciones

· Verduras à 1 plato = 1 ración

· Grasas à 1 cucharada sopera = 1 ración

· Alimentos proteicos à entre 50 y 100 grs. = 2 raciones

· Pan à 20 grs. = 1 ración

El vaso medidor de alimentos cocidos (adaptado a 2 raciones) es de gran utilidad para intercambiar los alimentos del grupo de las harinas (patata, pasta, legumbres, guisantes o habas, arroz)

El aprendizaje general de equivalencias, debe complementarse con el conocimiento de la cantidad en grs. de alimento que se transforman en una ración, a modo de ejemplo general;

1 racion de harina se conseguiría con:

· 15 grs. de pasta, arroz o cereales

· 20 grs. de pan o legumbres

· 50 grs. de patata

· 60 grs. de guisantes o habas

1 ración de fruta se conseguiría con:

· 150 grs. de melón, sandía, fresas o pomelo.

· 100 grs. de albaricoque, naranja, pera, mandarina, piña, kiwi o manzana

· 50 grs. de plátano, uva, cereza, higos, chirimoyas o nísperos

En el caso de las verduras la mayor parte de ellas son de consumo libre, y en caso de las que exigen más control como la zanahoria, alcachofa, remolacha, coles de Bruselas… 1 ración equivale a 200 grs.

En las principales comidas habitualmente el alimento rico en hidratos de carbono constituye el primer plato.

Fundamentalmente las legumbres (lentejas, garbanzos, judías) y los cereales (arroz o pastas) son los constituyentes básicos de la comida, mientras que la verdura con fécula (patata) lo es en la cena.

También en ocasiones, sobre todo fuera de casa, el primer plato no contiene casi carbohidratos (raciones, entrantes) y hay que utilizar los hidratos que se suministran en la guarnición de carnes o pescados (patatas, arroz, guisantes, zanahorias), a los que se les sumará el pan o un postre especial.

En general, las verduras cocinadas al vapor o a la plancha contienen tan pocos gramos de carbohidratos que no llega a una ración. Lo mismo pasa con las ensaladas de lechuga, tomate, pepino, espárragos, etc.

En general, todo lo que sea verde y se consuma crudo, se puede considerar libre en relación a su contenido en hidratos de carbono.

Plan nutritivo basado en 1500 calorías

Un plan de 1,500 calorías puede ser un plan adecuado si eres una mujer que ejercita de forma regular, pero continúa queriendo perder peso; si eres un hombre que no es muy activo físicamente y busca perder peso, o si eres un hombre de más de 50 años que tiene actividad física mínima. Debemos recalcar que una rutina de ejercicio regular es importante para tu salud y te ayudará a alcanzar tu objetivo.

Una pérdida de no más de 2 libras (1 kg) por semana se considera ser un paso seguro a la hora de perder peso. Si estás perdiendo peso más rápido, a lo mejor puedes intentar el siguiente nivel inmediato de calorías. Si te estás demorando en perder peso, puedes intentar el plan de 1,200 calorías, pero no se recomienda comer menos de esta cantidad.

Plan nutricional basado en 1,500 calorías

Este plan requiere tres comidas y dos bocadillos todos los días. A continuación, puedes ver una descripción del plan de 1,500 calorías:

Desayuno: 1 proteína + 1 fruta (+ vegetales, si deseas)

Almuerzo: 1 proteína + 1 vegetal + ensalada verde +1 almidón/granos +1 grasa saludable

Bocadillo: 1 bocadillo de proteína

Cena: 1½  proteína+ 2 vegetales + ensalada verde + 2 granos/almidón + 1 grasa saludable Bocadillo: 1 bocadillo de proteína

Total diarios: 3½  proteínas, 1 fruta, 3 vegetales + ensaladas verdes, 3 granos/almidón, 2 bocadillos de proteína, 2 grasas saludables.

Siempre y cuando no excedas el total diario de cada grupo de comidas, siéntete libre de mover las porciones. Trata de mantener el mismo patrón de tres comidas y por lo menos un bocadillo. No es recomendable que te saltes comidas y consumir el “doble” la próxima vez que comas. El mantener las comidas separadas uniformemente te ayudará a mantener el nivel de energía, mientras que el consumir proteínas cada comida (y en el bocadillo de la tarde), te ayudará a prevenir que te dé hambre.

Menús de 3 días para un plan de 1,500 calorías

DÍA 1

Desayuno

Batido de proteína preparado con proteína en polvo, leche sin grasa o baja en grasa y 1 taza de bayas

Almuerzo

Ensalada grande preparada con:

 

Hojas verdes (lechuga, espinaca) – cualquier cantidad

1 taza (80 g) de vegetales mixtos cortados (zanahorias, pimientos, tomates)

3 onzas de pechuga de pollo asada

½ taza (150 g) de frijoles blancos cocinados

2 cucharadas (30 g) de aderezo para ensaladas bajo en grasa

Bocadillo

1/3  taza de hummus preparada

Palitos de verduras crudas (pepino, zanahorias, apio.)

Cena

6 onzas (200 g) de salmón asado con limón

2 tazas (160 g) de judías verdes al vapor con ajo

½ taza (150 g) de arroz integral cocinado

Ensalada verde grande – cualquier cantidad

2 cucharadas (30 g) de aderezo para ensaladas bajo en calorías.

Bocadillo

1 porción (aproximadamente 5 onzas/150 g) de yogur , estilo griego de sabor a vainilla + ½ taza de bayas

DÍA 2

Desayuno

Desayuno en un tazón

Espinaca fresca o congelada, hervida o puedes colocarla en el microondas hasta que este caliente

Coloca 2 huevos encima, cocinados de cualquier forma, con salsa de tomate

1 taza (80 g) de melón en pedazos

Almuerzo

Vegetales salteados con tofu. Sofríe los vegetales en aceite, coloca el tofu y los condimentos:

1 cucharada de aceite para freír

1 taza (80 g) de brócoli

2 tazas de col china picada

3 onzas (125 g) de tofu firme, cortado en cuadritos

Sazonar con salsa de soya, ajo, pimiento y jengibre

½ taza (150 g) de arroz integral cocinado

Bocadillo

1 barrita de proteína

Cena

Ensalada de granos con proteína. Mezclar:

 

6 onzas (200 g) camarones a la parrilla

½ taza (150 g) de quínoa cocinada

2 tazas (160 g) de vegetales mixtos cortados (tomate, pimiento, zanahoria, pepino, cebolla)

Aderezo preparado con 1 cucharada de aceite de oliva y vinagre; sal y pimienta al gusto

Poner todo en una cama de hojas verdes

Bocadillo

Latte sin grasa, descafeinado

DÍA 3

Desayuno

1 taza (25 0g) de yogur griego, sin sabor y sin grasa

1 mago en pedazos

Espolvorea con nuez moscada

Almuerzo

Sándwich de atún en pan pita

4 onzas (100 g) de atún mezclado con

1 cucharadas de mayonesa baja en grasa

Verduras en pedacitos (cebolla, pepino, pimientos)

½ pita integral

Ensalada de hojas verdes mixta (cualquier cantidad)

2 cucharadas (30 g) de aderezo para ensaladas bajo en calorías.

Bocadillo

2 onzas de pechuga de pavo

2 pasteles de arroz (integral)

Cena

6 onzas (170 g) de carne a la plancha

2 tazas (160 g) de coles de Bruselas asadas (cortar por la mitad, mezcle con el aceite de oliva, asar a 400 F / 205 º C durante 20 minutos)

1 cucharada de aceite de oliva (para las coles de bruselas)

Col rizada, espinaca, o acelga con vinagre

½ de una batata pequeña roseada con jengibre

Bocadillo

1 onza de nueces de soya asadas

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